lunes, 14 de mayo de 2012

Un Sindicalismo de calle para apropiarnos de este presente...




Hace días quería seguir escribiendo sobre la temática sindical, quiero partir constatando que la realidad mayoritaria de los Trabajadores esta signada por la dispersión  en la ausencia de un referente que los hermane y organice en sus intereses con sus iguales. 

Que en esto, no hay un solo responsable: tanto el neoliberalismo, como el sindicalismo amarillo de la CUT - con sus politicas de los acuerdos- han sido funcionales a esta labor de atomización y desprestigio de la  organización de los Trabajadores, reproduciendo una desigual relación de poder entre empresa y trabajador tanto en el sector público como privado. 

El neoliberalismo impuesto en dictadura, se expresa en un codigo laboral que en los hechos elimina el derecho a huelga, pues elimina su efecto de presión cuando el empleador puede contratar reemplazos y dificulta la negociacion colectiva que una infima minoría de los trabajadores del sector privado pueden realizar.

Tales son las correlaciones de fuerza que impuso el capital al trabajo a punta de fusil en el sector privado en los 80', condiciones que la concertación en 20 años de gobierno no altero, sino reforzó como tantas otras cosas de la dictadura.

Es cierto que se permitió desarrollar un tímido sindicalismo de empresa legal, el que muchas veces es perseguido por las empresas en sus procesos de gestación, cuando no, de cooptación de los dirigentes sindicales si no les queda otra...

En tanto, en el sector público, se permitió el desarrollo de un sindicalismo gremial conducido por las fuerzas de la concertación, desarrollando en su plenitud la politica de los consensos, con sus mesas eternas de negociación que jamás han entregado a los Trabajadores del Sector Público respuestas a sus problemáticas de fondo. De hecho, fue bajo los gobiernos de la Concertación en que la precarización de los trabajadores del Estado llegó a la actual situación en que pasando a llevar sus propias leyes, no solo los trabajadores en condiciones de contrata, han superado el 20% de la dotación total de Trabajadores, hoy superan en alrededor de 30.000 funcionarios a los que están en condiciones contractuales de planta. Eso sin considerar a los 15.000 funcionarios a honorarios que están en una situación más precaria aún.

No hay que olvidar tampoco al conjunto de Trabajadores (administrativos, técnicos y profesionales) que trabajan externalizados en Fundaciones y Ongs implementando las políticas públicas que padecen la realidad de ser ejecutores de política pública y no tener la condición de funcionario público, esa esquizofrenia social que genera la modernización neoliberal del Estado. 

Dado este escenario, en que 11 de cada 100 trabajadores puede negociar colectivamente, es que con dificultad la CUT con sus lógicas negociadoras asentadas en el sector público principalmente, pueda representar la diversidad estructural del mundo del Trabajo. 

Es claro, que los Trabajadores del 89% que no tiene posibilidad de negociar colectivamente, no pueden y mayoritariamente no tienen como referencia sobre sus demandas el marco de la empresa. Pensar lo contrario, es asimilar el rayado de cancha institucional para comprender el accionar de los Trabajadores. Nada más equivocado cuando este marco institucional está hecho precisamente para atomizar la fuerza de los Trabajadores. Por eso que el sindicalismo de empresa per se, es impotente...se articula y se mueve en relaciones de fuerza donde tiene poco espacio para ganar algo.

Pues no es en el marco de la empresa donde puede incidir realmente en sus condiciones laborales, sino en donde se fundan las actuales relaciones de fuerza: el Estado. Es presionando en la calle por modificar las relaciones de fuerza que instala el Estado en las empresas, donde es posible dignificar el Trabajo. 

Si sumamos el número de trabajadores sindicalizados actualmente, más razón para sobrepasar las lógicas organizacionales del mundo sindical acotadas a la empresa o al servicio en el ámbito público. Lo que no implica negar los esfuerzos sindicales que subsisten en relaciones de fuerzas impuestas por el Estado para disminuir su poder. Pero sí significa apropiarse de las condiciones de lucha que tiene el mundo sindical para su rearticulación en un actor sociopolítico transformador. 

De hecho, esos pilares sindicales que insisto subsisten en adversas condiciones de lucha (tanto públicos como privados), pueden tener un papel central en la rearticulación de las luchas de los Trabajadores. Lucha que por su caracter, no puede sino ser refundacional del Estado y su institucionalidad. 

Y esto es así, porque ir al fondo de las luchas de los Trabajadores en el ámbito público, es luchar por deconstruir el proceso de modernización neoliberal del Estado impuesto por la dictadura y en el caso de los privados, en la superación del codigo laboral. Todo lo cual, no puede sino significar la superación de la institucionalidad vigente. 

Pero nada de esto es posible sino conectamos este horizonte con luchas concretas que superen la lógica gremial o de servicio y apostamos a grandes demandas que apunten a poner en vilo las correlaciones de fuerza impuestas por el Estado bajo la dictadura y amparadas y reforzadas por la concertación. 

Los Trabajadores hoy en día tenemos la posibilidad de construir una sociedad mas igualitaria y justa luchando primero que todo, por un sueldo mínimo digno que apunte al corazón de la desigualdad en Chile, la que no se resolverá con ingresos mínimos familiares via subvención (bonos), que en el mejor de los casos solo maquillará la desigualdad estadísticamente.

Y además, los trabajadores debemos reivindicar que a una misma función, una misma condición contractual... no es posible ni justo -más en el Estado todavía- que se tengan trabajadores de 1° y de 2° categoría. Lo mismo en el sector privado, que tras la existencia de empresas multirut se busque desligar por parte de las empresas sus obligaciones para con sus trabajadores. 

Es tiempo de dejar atras las lógicas del Chile en la medida de lo posible y sacudirnos de representaciones que no nos representan, los Trabajadores debemos unirnos y autoconvocarnos para empezar a ocupar las calles abiertas por los Estudiantes, para posibilitar la gestación de un nuevo Chile. Saludos y Plaza Italia nos espera...