miércoles, 22 de abril de 2015

Reforma Laboral, ilegitimidad institucional y los Trabajadores



 Desde enero a la fecha el país vive una situación excepcional, los casos de corrupción política han mermado la escasa credibilidad que ya tenía el conjunto del sistema político chileno. El develamiento de un mecanismo de control ilegal por parte de los grupos empresariales a la política, pone en tela de juicio la representatividad de las decisiones emanadas del Congreso Nacional.

Y es que millones de chilenos nos preguntamos hoy que legitimidad puede tener un Congreso compuesto por personas que recibieron  financiamiento ilegal por parte de empresas privadas, que ni siquiera han sido capaces de abstenerse de votar frente a leyes en un presunto conflicto de interes.
Esta situación que con el caso PENTA aparentemente afectara solo a un sector político (UDI), en la medida que la investigación judicial avanza, ha ido desentrañando nuevas y más amplias redes de financiamiento ilegal desde las empresas a la política (SQM), involucrando a buena parte del espectro político, en particular lo que conocemos como el binominalismo. 

Es decir, tanto la Alianza como la Nueva Mayoría aparecen vínculadas a los mecanismos de control empresarial de la política tanto legales como ilegales, cuadro que nos explica el continuismo politico y económico -en relación a la dictadura- que Chile ha experimentado desde 1990 hasta nuestros días. 

En esto, valga aclarar que el problema no es solamente las redes de control ilegal del dinero sobre la política que hoy estamos conociendo y que lo más seguro se seguirán ampliando,  ni que en nuestra "democracia" existen mecanismos  legales de financiamiento de campañas políticas que al ser "reservadas" presuntamente no ejercerían presión alguna sobre las decisiones de los parlamentarios electos.

El problema de fondo es  la  hegemonía empresarial sin contrapesos en la sociedad, que les  permite controlar la política, donde importa poco que gane la Alianza o gane la Nueva Mayoría si pueden morigerar cualquier cambio desde el Congreso, la Moneda y otros mecanismos constitucionales que consagran esta situación como son las leyes de quorum calificado o en última instancia el binominal Tribunal Constitucional.  

 Es en este escenario, en que la discusión de una reforma laboral propuesta por el gobierno viene a caer, una reforma laboral que contempla a los trabajadores del sector privado y que al no contemplar a los Trabajadores Públicos continua consagrando el dictatorial Estatuto Administrativo. 

Una reforma laboral que no abarca puntos tan sustantivos para enfrentar la desigualdad de poder entre trabajador y empleador como son la negociación por rama de la producción o el derecho a huelga efectivo.

En este sentido, la Nueva Mayoría ha optado por negar a los Trabajadores y se ha puesto a negociar reformas en su nombre -a través de la CUT- con la ultraderecha y el empresariado. Es por esto que los Trabajadores de sectores estrategicos de la economía como son los porturarios, mineros y forestales se han movilizado este 21 de Abril señalando su rechazo a una reforma que genera falsas expectativas de cambio en favor de los trabajadores, cuando en lo fundamental mantiene lo que es el plan laboral de la dictadura.

Así las cosas a los Trabajadores no les queda más que el camino de la movilización social y la impugnación de las leyes generadas en un Congreso espureo que sigue funcionando con personas investigadas por casos de corrupción política. En esto, no basta decir que ninguna Reforma debe hacerse sin los directos afectados (Trabajadores, Comunidades Educativas, Profesores,etc) sino que bajo ningún precepto legisladas por personas que han recibido financiamiento legal o ilegal de empresas privadas.   

 Los Trabajadores debemos ser un estandarte contra la corrupción política enquistada en nuestra pseudodemocracia y eso solo se resuelve luchando por más democracia, esto es, democratizando cada vez mayores esferas de la sociedad que hoy en día se encuentran bajo el control privado sin ningún contrapeso.  

Para eso es necesario construir la unidad social y política más amplia desde fuera del corrupto binominalismo y convocar a la ciudadanía a las calles para impugnar el actual sistema político y proponer una salida Constituyente desde los Mov.Sociales, únicos referentes hoy por hoy para una Ciudadanía desconcertada que ha descubierto el andamiaje real del poder.

Sin movilización, ni alternativa política no habrán cambios.