miércoles, 25 de marzo de 2015

Dinero, politica y Nueva Constitución…



Se profundiza la crisis política en Chile, al Pentagate y Caval se suma la extensión de la investigación de la arista Soquimich, situaciones que desnudan la naturaleza de la democracia emergida del período dictatorial. Nunca había ido quedando más en claro que ahora, el andamiaje del poder real tras la fachada de las instituciones democráticas.

Pues tras el financiamiento licito y por sobretodo ilícito de parte de los grupos empresariales a las campañas del duopolio, no solo se rebajan legalmente impuestos en un caso y se establece un fraude al fisco en el otro, sino que en lo fundamental se establece una cadena de mando entre el poder del dinero y la política.

Vinculo que retrata una práctica político-empresarial desde el propio plebiscito del 88′ como lo confiesa el actual candidato a la presidencia de la SOFOFA  Andres Navarro y de lo que podríamos inferir que la transición democrática más allá de la épica histórica con la que se vivió en sus inicios por la mayoría del país, terminó siendo un espacio democrático de disputa de las élites empresariales por incidir en la conducción del país.

Y es que a mediados los 80′ era del todo evidente ya para una buena parte de la propia élite empresarial que  la dominación militar sobre la sociedad ya no era suficiente para proyectar la misma obra de la dictadura: su institucionalidad y su modelo económico.

De ahí que la democracia pactada finalmente tendría por fin el naturalizar ambos pilares de la sociedad, una institucionalidad ajena a la voluntad popular y pensada para que “gobernara quien gobernara tendría que hacerlo con las ideas nuestras” según confeso Jaime Guzman. Y un modelo económico que negaba todo derecho social y en su lugar -para su legitimación- implementaba una política social asistencial, subsidiaria.

Asi las cosas, desde 1990 en adelante las vías de financiamiento legal o ilegal de las empresas a la política han tenido el sentido  de controlar de facto el sistema político. Por lo que el carácter democrático de nuestras instituciones quedan en cuestión y finalmente las pugnas entre el duopolio como un espectáculo financiado por los que finalmente toman las decisiones. ¿Como se entiende que políticos de la Nueva Mayoría sean financiados por Ponce Lerou ex-yerno del dictador o de empresas privatizadas por el mismo?

En este sentido, es fundamental que la ciudadanía se movilice para lograr el esclarecimiento total de la relación dinero y política desde 1990 en adelante, revisar como los gobiernos del duopolio han usado el Estado como agencia de empleo para otorgar cargos a familiares y operadores políticos, exigir la renuncia de los parlamentarios y autoridades del Estado involucrados en los casos PENTA, SOQUIMICH y demás empresas que vayan emergiendo de la investigación de la Fiscalía.

Por último, la solución integral a la crisis de representación política en que estamos varados, es la imposición ciudadana de una Asamblea Constituyente que convoque a los diversos sectores sociales del país a redactar una nueva carta magna. Pues ante el maridaje entre empresariado y casta política tenemos el deber ético de evitar que quede en sus manos la elaboración de la Nueva Constitución.


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